martes, 9 de febrero de 2010

Invocamos el sentido de humanidad y justicia.

EL TORMENTO DE UNA MUJER WICHÍ

Hace pocos días, se presentaba un padre de familia wichí (identidad en reserva para presentaciones formales) ante la organización que nuclea a todas la comunidades wichí de la zona (MW) dando aviso de una situación bastante dolorosa por cierto, pero que es la verdad.

“El padre de familia wichí, avisado por su señora embarazada de los dolores de parto, a media mañana. Ante el aviso el señor, desesperado recurre al Puesto Sanitario. Al llegar al lugar de atención de primeros auxilios, se encuentra que estaba cerrado. Lo que habitualmente hace es ir a la casa del enfermero J. R. Consultado los familiares, concluyen que el enfermero no esta y que no tienen la llave. Lo que manifestaba era que si no estaba el responsable, el empleado de salud no se encontraba en el Paraje, por lo menos podían usar la radio y dar aviso al Hospital de Misión Nueva Pompeya de la urgencia del caso, para pedir la ambulancia ó un profesional médico. Ante tanta desesperación, no hubo asistencia, ni respuesta alguna que contemplara parte de su demanda el señor, futuro papá, decide volver a su humilde vivienda y estar con su esposa a punto de dar luz.
A media tarde, la madre dio luz a una hermosa criatura, entre tanto dolor, angustia de los padres. Así en estado muy débil, acostada sobre unas cobijas, con RN, abrazándolo durante toda la tarde con el cordón umbilical sin cortar con todos los riesgos sanitarios que implica.
A la tardecita llega el tan esperado enfermero al Paraje. Lo que los vecinos dan aviso al padre de familia. Que nuevamente sin dudar ni un instante se dirige al Puesto Sanitario. Que es atendido por el enfermero J. R. (según comenta, en estado de ebriedad, ya que había salido el día anterior al Pueblo de M. N. Pompeya). El enfermero informado de la situación manifiesta su bronca diciendo “por qué van a tener hijos a esta hora”, “por qué no tiene hijos otros, día”, “por qué vienen a molestar a esta hora” y demás expresiones irreproducibles. El silencio fue la respuesta del papá wichí ante tanta crueldad. Pero que de todas maneras, al fin el enfermero se dignó a atender y prender la radio para comunicarse con el Hospital de M. N. Pompeya. Como si faltara más para el sufrimiento de la familia, la radio del Hospital de M. N. Pompeya, aparentemente estaba apagada, lo que aumentó más el enojo del enfermero. Luego de un par de horas más tarde alguien del Hospital prendió la misma, por lo que pudieron dar aviso y proceder. Luego de casi un día de sufrimiento, en horas de la noche, fue atendida la madre, cortaron el cordón, ya instalada en una sala de internación en el Hospital de M. N. Pompeya.
Al día siguiente, el Dr Martina, no tuvo mejor idea que agregar más sufrimiento a los padres al reprocharlos del por qué el parto fue en la casa y no en el Hospital, amenazando con denunciarlo al sufrido padre por el hecho en circunstancias muy penosas.
Para la mayoría de los Pueblos de este planeta tierra, el recién nacido tiene una significación social y culturalmente importantes que se expresan de variadas formas: fiestas, ceremonias, pero la más común y corriente es la alegría en el hogar, de la familia, de los hermanitos, etc., etc. Para esta familia wichí del impenetrable, ocurre de otra manera distinta, inexplicable…”
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