sábado, 14 de noviembre de 2009

POLE NOM - parte 1

Pole Nom-Parte 1

Cuentan los wichí que hace muchos años, un día, en una mañana tranquila…

“Los hombres en grupos pequeños, las mujeres entre ellas dialogaban y los niños que jugaban a juegos infantiles casi de manera silenciosa como acostumbraban. Sumidos todos en sus actividades cotidianas y rutinarias, hasta que de pronto, como una ayuda de la naturaleza, del monte, escucharon a los pájaros que con sus cantos daban aviso de que algo se aproximaba. Al oírlo los expertos no dudaron, dieron de inmediato la voz de alerta, de manera que todos los de la comunidad estaban atentos y dispuestos a actuar de la manera más insólita. Sorprendidos más aún cuando uno de ellos gritó:
¡¡¡Siwele!!!

El grito significaba mucho.
Todos los wichí asustados, corrían, refugiándose en el monte, algunos alcanzaron a llevar sus pertenencias, otros en la desesperación dejaron todo. Los enfermos, ancianos y las ancianas fueron los que más sufrieron. Algunos hasta abandonaron a sus mayores y a sus hijos menores en la huida. Muchas familias huyeron refugiándose en el monte.
Muchos de los que huían volvieron, pero otros nunca volvieron. Muchos perdieron a sus seres queridos, familiares, amistades y nunca más se supo de ellos.
Tan trágico momento de tan solo unos instantes convirtió todo el lugar en silencio, desolado y con vestigios de una comunidad de gente pacífica. El fuego despedía una delgada humareda en dirección al cielo, algunos objetos y juguetes en el suelo.
Durante el día el lugar, una partecita del monte impenetrable chaqueño, se convirtió en silencio, abandonado, lleno de nostalgia y melancolía.
Al atardecer, aprovechando la poca claridad que brindaba el sol, algunos, intrigados por lo sucedido y curiosos más aún por no escuchar las explosiones características de las armas de fuego del ejército, ó soldados, decidieron cautelosamente volver al lugar.
Los wichí que por puro coraje volvieron al lugar sorprendidos quedaron cuando en el lugar encontraron a un solo hombre, con una curiosa vestimenta y algunos extraños elementos que llevaba consigo, desarmado aparentemente sin signos de peligrosidad e intentando expresar en su lengua mensajes de bondad. Aún, desconfiados pensando en una traición ó trampa, algunos wichí intentaron mediante señales entablar un diálogo, queriendo saber quién era, qué hacía, de dónde venía, por qué y cómo llegó al lugar.
Por consejo de algunos líderes y ancianos, al extraño visitante se le permitió quedarse en el lugar con todas las precauciones y los mejores guerreros con las más extremas medidas de seguridad.
Con el paso del tiempo, el visitante, se convirtió en centro de atención de todos los wichí. Hablaba en otra lengua, no se entendían. El diálogo era dificultoso, motivaba risas como parte de bromas pero que afianzaba la confianza, el intercambio y aprendizajes en dos lenguas motivando así también el interés en la lengua española por parte de los wichí”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario